01. BASE ANTROPOLÓGICA. Numen y dios.
A lo largo de este seminario entenderemos por numen todo poder, fuerza inteligente o entidad que supera cualitativamente las posiciones y condiciones humanas, sea por su propia naturaleza, sea de forma adquirida, por privilegio: por ejemplo un héroe mítico divinizado puede llamarse numen, aunque no ha de ser necesariamente divino.
En cambio entendemos por dios un ser personal que, en esta misma línea de superioridad sobre la condición humana, es más poderoso, más significativo, más universal o recibe un culto principal en algún territorio histórico o tribal (según el uso de las culturas no bíblicas, no tiene por qué ser absoluto ni infinito). Como se ve en no pocos casos la calidad de dios no viene de la naturaleza intrínseca de la figura mítica, sino de su culto y de la trascendencia tribal, territorial y política del mismo. Al calificar al dios de personal pretendemos significar que no ha de ser entendido como una fuerza natural, ni como un animal legendario -lo cual, en cierto sentido, puede suceder con un numen- sino con un ser inteligente, con un carácter definible y rasgos determinados en sus intenciones y comportamientos.
Son dos históricos modos diferentes de concebir la trascendencia e inaccesibilidad de la deidad: uno acentuando su radical diferencia de la concreción humana, otro conservando lo personal (rasgo genuinamente humano) pero acentuando lo infinito, absoluto y completamente trascendente al orden cósmico (aspecto que descuidan las concepciones que lo identifican con el orden cósmico, no trascendente).
Trascender.
- intr. Exhalar olor tan vivo y subido, que penetra y se extiende a gran distancia.
- intr. Dicho de algo que estaba oculto: Empezar a ser conocido o sabido.
- intr. Dicho de los efectos de algunas cosas: Extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias.
- intr. Estar o ir más allá de algo.
- intr. Fil. Dicho de una noción que no es género: Aplicarse a todo, como acontece con las de unidad y ser.
- intr. Fil. En el sistema kantiano, traspasar los límites de la experiencia posible.
- tr.p. us. Penetrar, comprender, averiguar algo que está oculto.
En todo caso un dios tiene una esfera de competencia en la que es omnipotente y soberano, o un territorio en el que vale como único-dios-de-este-territorio: henoteísmo (forma de las religiones en que hay una divinidad suprema a la vez que otras inferiores a ella), aunque no sea universal y para conseguir efectos en otras esferas de competencia o en otros territorios dependa a su vez de la buena voluntad de otros dioses. Y desde luego la visión de un dios que sea «Causa Primera» que todo lo explica, por la que una supuesta racionalidad humana se pregunta ante los fenómenos de la naturaleza o de la muerte, es pura especulación ilustrada del hombre del XVIII occidental, completamente ficticia si se atribuye al hombre prehistórico en los orígenes de la religión. Nunca esta pregunta dio origen a religión alguna, ni a un principio de noción de divinidad. Ni siquiera el culto funerario entraba entonces en el ámbito de la religión. Y las primeras representaciones de algo superior al ser humano y a lo que había que recurrir para asegurar la subsistencia fueron los «Señores de los animales» y los númenes (todavía no dioses) de la fertilidad de ciertas especies vegetales.