Mentalización. La conexión entre lo implícito y lo explícito

01. CONSIDERACIONES A CERCA  DEL CONCEPTO DE MENTALIZACIÓN

En la bibliografía existente se utilizan de manera homónima los términos Función Reflexiva  y Mentalización, como un conjunto de capacidades de la persona entre las que se encuentra el acto de pensar. La capacidad de pensar surge y es conservada en un contexto intersubjetivo. También cabría diferenciarlos de otro término como es el de Teoría de la Mente. En líneas generales, en todos estos casos estaríamos hablando de lo que podríamos denominar «comprender los estados mentales del otro«. Uno de los aspectos que los diferencian es que la teoría de la mente es innata en el ser humano, apareciendo en las primeras semanas de vida y evolucionando hacia la mentalización a través de la interacción del bebé con su cuidador, principalmente la madre (Coderch).

Uno de los grandes teóricos del estudio de la Mentalización es Peter Fonagy. La amplitud de la concepción de Fonagy va más allá de la simple comprensión cognitiva de los pensamientos de los otros, puesto que abarca además emociones y representa una manera de comprender el desarrollo de la mente a través de la interacción del niño con su entorno.

Fonagy, tomando como base la Teoría de la Mente, incluyó la atención del adulto hacia los estados mentales de los demás. Mentalización  es «un proceso mediante el cual nos percatamos de que tenemos una mente que media en nuestra experiencia del mundo, siendo su rasgo distintivo el reconocimiento de las mentes en general»(Fonagy, Gergeley, Jurist y Target, 2002. Citado en Wallin 2015). Dicho procedimiento es en gran parte implícito, si bien la mentalización propiamente dicha consiste en una actividad explícita, en la cual el pensamiento se centra en los estados anímicos. Esta actividad tiene su origen en lo que Fonagy denominó Función Reflexiva. Según Wallin, gracias a ella podemos vernos a nosotros mismos y a los demás como seres con profundidad psicológica. Esta capacidad es la responsable de que respondamos a las conductas observadas desde los estados mentales que subyacen a dichas conductas, entre los que encontramos los sentimientos, deseos y creencias. De esta manera podremos comprenderlas y darles un sentido. Para Guerra, «lo básico en la mentalización sería pensar reflexivamente sobre nuestras emociones y afectos, a la vez que nos emocionamos y afectamos con nuestros pensamientos» (Guerra-Cid, 2013).

Podemos decir que la Mentalización es la capacidad para comprender nuestros propios pensamientos y los de los demás en términos de estados mentales: creencias, sentimientos y deseos. A través de la Mentalización podemos reconocer que los demás tienen una mente separada de la nuestra. También nos capacita para comprender qué sucede en la mente del otro, por ejemplo, a través de la expresión facial, tono de voz y otras formas de comunicación no verbal. Pero Mentalización es un concepto más abarcador, que incluye la capacidad de representarse los propios estados del Self y los de las otras personas.

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