Durante el proceso terapéutico proporcionar una base segura es una característica clave para conseguir un vínculo lo «suficientemente bueno». Dicho vínculo refuerza la capacidad de que otro ser más fuerte y sensato ayude a restablecer el equilibrio emocional frente a la amenaza. También fomenta el equilibrio flexible entre la conexión y la exploración. Si este tipo de experiencia relacional puede trasladarse como una base segura interiorizada, ofrece a nuestros pacientes un recurso de valor incalculable, puesto que refuerza la seguridad en el Yo, la confianza en los demás y el sentido de que el mundo es un lugar seguro en el que se puede amar y crecer. La cuestión, evidentemente, radica en cómo generamos dicha experiencia relacional.
EL FENÓMENO DE LA COMUNICACIÓN COLABORATIVA EN PSICOTERAPIA.
Al observar la convergencia entre múltiples estudios y tradiciones de investigación, y como consecuencia de la sintonía empática del psicoterapeuta, estos deberían ser nuestros objetivos:
Creación de un diálogo inclusivo
Los pacientes necesitan que les ayudemos a acceder a toda su experiencia subjetiva y a expresarla, sobre todo su experiencia emocional. Con ánimo de incluir lo que de otra forma quedaría excluido, a veces resulta útil hacer referencia explícita a la experiencia del terapeuta con el paciente, consigo mismo o con la interacción entre ambos. Al expresar claramente esta experiencia con palabras se puede ayudar al paciente a acceder a aspectos disociados o negados de su propia experiencia. Más importante que fomentar el diálogo inclusivo es estar emocionalmente presentes para mostrarnos receptivos e implicados hasta el punto de sentir lo que está vivo en el paciente en el plano emocional, incluso (o sobre todo) cuando no se expresa de forma directa.
El inicio activo de la reparación
Si se resuelve el conflicto a través de la negociación con el terapeuta, se refuerza la confianza con el paciente en que la base segura es, en efecto, segura: que puede sobrevivir a la tensión de la decepción, la diferencia y la protesta. Estas secuencias de disrupción y reparación refuerzan la percepción de que se puede confiar en el vínculo para tratar los sentimientos complejos y resolverlos. Al mismo tiempo, fomenta la capacidad de hacer uso de la regulación interactiva del afecto, precursora de la autorregulación.
La mejora del diálogo
La psicoterapia es un proceso que propicia el cambio en los pacientes sin que dejen de ser ellos mismos. Los psicoterapeutas debemos aceptar a los pacientes en las condiciones en que se presentan, pero sin conformarnos con dichas condiciones. En la práctica, esto requiere que a veces hablemos por el paciente, expresando, por ejemplo, sus sentimientos tácitos o no reconocidos. Con el fin de despertar en el paciente la capacidad reflexiva, a menudo tenemos que hablar sobre los estados mentales que subyacen a su experiencia y, otras veces, sobre lo difícil que le resulta considerar su experiencia de esta forma.
La voluntad de implicarse y luchar
A veces es más necesaria la confrontación que la empatía. El vínculo terapéutico es también un vínculo real. Aceptar al paciente no es en modo alguno contradictorio con la adopción de una postura con respecto a su conducta autodestructiva, dentro o fuera de terapia.
El acontecimiento en sí, es decir, la expresión de enfado por parte del paciente o del psicoterapeuta, es una coa, mientras que el proceso a través del cual cuaja el significado es otra bien distinta. La implicación activa conduce tanto a un diálogo inclusivo como a secuencias de disrupción y reparación. Desde una fase temprana del proceso terapéutico casi todos los pacientes se ven beneficiados si el psicoterapeuta les proporciona un atisbo de estructura.