LA IMPORTANCIA DE COMPRENDER EL PASADO Y LA FAMILIA

En un post publicado hace un tiempo (POR QUÉ PSICÓLOGO Y PSICOTERAPEUTA RELACIONAL) hablaba sobre uno de los escenarios que solemos encontrarnos los psicoterapeutas frecuentemente en nuestras consultas: la necesidad que muestran  la mayoría de nuestros pacientes por ser diagnosticados, por saber qué les pasa. Tomando como punto de partida esta cuestión, vamos a ampliar la información que de ella se deriva.

Para todo ser humano, para toda persona, es necesario saber y conocer un porqué, dado que en el imaginario está presente que a través de responder a esta cuestión encontraremos también la solución a nuestro malestar, sufrimiento, dolor, inquietud… trastorno. Pareciera algo directo, del estilo causa-efecto, cuando realmente no es así. Un ejemplo: Un rico empresario, ejecutivo, tiene todo lo que ha deseado en la vida, pero no alcanza a ser feliz.

 La personalidad está constituida por factores de tipo biológico, psicológico y ambiental. En la mayoría de los casos, la tendencia es a considerar contrarios los papeles de dichos tipos de factores, cuando la realidad es que no existe tal oposición o contrariedad, sino más bien todo un entramado de interacciones intrínsecas y complejas entre ellos.

La familia es el primer contacto social y afectivo. Según como se lleve a cabo este proceso se determinarán en la persona las relaciones de apego y afecto, disciplina, valores sociales e identificación. En base a esto, la tendencia a experimentar una vida en la que aparezcan ciertos síntomas no necesariamente tiene que ser desadaptativo en todos sus aspectos. A estas tendencias va unida la capacidad para comunicar desamparo y dependencia, con el fin de motivar en el interlocutor atención protectora y cuidado.

Según Michael Tomasello, la principal diferencia que podemos encontrar en el cerebro humano en comparación con el de otros primates, es nuestra capacidad para analizar las intenciones y los estados emocionales de los otros, lo cual nos convierte en “especialistas en compartir estados emocionales e intencionales y en interpretarlos”. (Ver vídeo sobre Efecto Pigmalión)

Así, esta tendencia temperamental potencia el cuidado de las personas que sufren profundamente las circunstancias negativas de la vida cotidiana, pues suscitan más protección que otras que no son capaces de comunicar dichos sentimientos.

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